Guimarães: el secreto mas bien guardado de Minho

Los horizontes urbanos de Felgueiras dejan paso al bucólico valle del río Vizela y a las tierras del otrora poderoso monasterio de Pombeiro, que acogió peregrinos desde, por lo menos, el siglo XII. La estrada antigua continúa hasta el puente del Arco de Pombeiro, estructura viaria medieval precedida por calzada de piso irregular por el paso de personas y cargas a lo largo de los siglos.

Del otro lado del río, la subida es muy pendiente hasta la iglesia de san Cristóbal de Abação. A lo largo de la dura caminata se cruzan dos autovías y, al llegar a la iglesia, es el momento de descansar, en un punto muy por encima del río Vizela, que ya casi no se divisa, en el medio del vasto horizonte que tenemos delante de nuestros ojos. Hay que continuar por santo Tomé de Abação y subir aún un poco más hasta Penedos Altos, monte antiguamente inhóspito y poblado por grandes peñascos, hoy aparentemente domesticados por la progresión residencial humana.

Nos aproximamos rápidamente a Guimarães, por la antigua estrada de la Fonte Santa, donde san Gualter estableció el primer eremitorio franciscano. Cruce la avenida de D. João IV y diríjase hacia la zona de Couros. Aún hoy en día es ahí donde se encuentra el topónimo Largo da Cidade (plaza de la ciudad). Aún falta subir al convento de san Francisco y al jardín de O Tourel. Está usted en Guimarães, una de las más bellas ciudades del Camino de Torres, una ciudad-secreto que es preciso descubrir sin prisas.