Un camino de superación personal


A lo largo de casi 25 días de viaje, el Camino de Torres desafía a los peregrinos a conocer sus límites y a superarlos.

Los primeros tramos son solitarios y escasean los puntos de apoyo. Es el entorno propicio para la comunión con la naturaleza y para la introspección. Al entrar en Portugal, las dificultades físicas se acentúan, con subidas hasta alcanzar el punto más alto, en el Alto de Quintela, a casi 1 000 m de altitud. Después de días de aislamiento, se espera que el contacto con los centros urbanos más desarrollados signifique un mayor intercambio de experiencias. Faltan apenas unos días para abrazar al apóstol Santiago y los últimos pasos están cargados de una gran expectación.

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